6.26.2011

Todo sigue igual



Y de pronto, tus piernas no pesan lo mismo y el suelo no cambió, pero ya te cuesta más caminar. Y en los bares en donde vos eras el que saludabas ya no hay rostros conocidos.
La calle nos miente a cada instante.
Tus vecinos ya no están, tomarte una cerveza te apuñala y la resaca te despierta con vómitos corrosivos.
Ya no existen más los vinos baratos, ni las salidas “de cabeza”, ni siquiera las plazas que solían ser tan hospitalarias.
La infancia no fue gratis, ahora de grande lo comprendí. Todo el despilfarro, lo empezamos a pagar. Y salir a tomar aire, es realmente necesario.
¿Dónde quedaron los deseos y el “yo cuando sea grande...”?

Los trenes se mueven más lentos que de costumbre y el tiempo pasa monstruosamente rápido. La lluvia te da seguridad y te acompaña en soledad.
Nos elevamos sin saber que algún día comenzaríamos a caer. Allá se quedó el mar, aquella promesa de volver, cada día está más lejos.
Amigos, amigos eran los de antes, ahora, tan solo nos quedan un puñado de verdaderos amigos y “conocidos” nos sobran. No hay espacio mental para conocer nuevas personas. Vivimos encerrados en una decepción constante.
Nos quedan un par de estrellas fugaces, algún mes de enero, quizás dos o tres empujones, alguna mirada certera al corazón, y tal vez, tal vez nos quede un atajo hacia el amor.
Y sin embargo, alguien me espera con un cálido abrazo al caer la noche. Y sé que algún día todo desaparecerá.
Jamás vuelvan a decirme que todo sigue igual.

Cristian Sena

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